[ Pobierz całość w formacie PDF ]
de alguien que estuvo allí, en una estrella que la humanidad había perdido.
Hubo un tiempo en que nadie conocía el valor de estas obras explicó ella . Yo sí
lo sabía. Había una serie de artistas primitivos en las primeras naves. El espacio a
velocidades infralumínicas les daba mucho tiempo para crear. Fausberg trabajó en lápices
ópticos y acrílicos, y maldita sea, tuvieron que inventar toda una técnica de conservación
en la estación, yo misma insistí en que lo hicieran. Mi tío compró todo el lote. Yo quería
que se conservaran y por eso se salvaron las pinturas de Argo. La mayoría de ellas está
en un museo en Novgorod. Ahora la estación Sol quiere uno de los 61 Cygni de Fausberg.
Los quieren en serio. Y tal vez aceptemos, a cambio de algo realmente valioso. Estoy
pensando en un Corot.
¿Quién es Corot?
Dios, hijo. Árboles. Árboles verdes. ¿Has visto las cintas de la Tierra?
Muchas. Justin olvidó su ansiedad por un momento y recordó una profusión de
paisajes más extraños que el Cyteen nativo.
Bueno, Corot pintaba paisajes. Entre otras cosas. Debería prestarte algunas de mis
cintas. O mejor, ponerlas esta noche, Catlin, ¿tienes la serie Orígenes del Arte?
Desde luego, sera. Voy a buscarla.
Entre otras... Este, amigo mío, es de uno de los nuestros. Shevchenki. Lo tenemos
en el archivo. Murió el pobre, por falta de apoyo cuando estaban instalando Pytho, en la
costa. Pero realizó un trabajo admirable.
Acantilados rojos y el azul de los arbustos. Demasiado familiar para que Justin se
sintiera interesado. El mismo habría podido hacerlo, pensó para sí. Pero era demasiado
amable para decirlo. Justin dibujaba. A veces pintaba, o lo que había hecho antes, cuando
estaba imbuido de la inspiración de los pintores exploradores. Atado al suelo, se
imaginaba estrellas y mundos extraños. Y nunca en la vida había esperado salir de
Reseune.
Ahora, tal vez, porque parecía que Jordan iba a lograrlo.
Florian se acercó a ellos y le ofreció una copa a Ari, un líquido brillante y dorado en un
vaso de cristal tallado.
Naranja y vodka le informó ella . ¿Has probado la naranja alguna vez?
Sintética respondió. Todos tomaban naranja sintética.
No, natural. Anda pruébala.
Él tomó un sorbo del vaso que le ofrecía. Saboreó un gusto extraño, complicado, dulce
y ácido al mismo tiempo, bajo el aroma del alcohol. Un gusto de la vieja Tierra si ella no
mentía, y nadie que poseyera esas pinturas en sus paredes mentiría al respecto.
Está bueno dijo él.
Más que bueno. Es maravilloso. AG va a intentar algo con los árboles. Hemos
pensado establecer un lugar para ellos, y no someterlos a manipulaciones genéticas:
creemos que se adaptarán a las Zonas sin tener que alterar la Tierra. Producen una fruta
brillante y anaranjada, como el nombre que reciben. Llena de cosas buenas. Vamos.
Tómalo. Florian, hazme otro, ¿quieres? Ella le apretó el brazo con más fuerza y lo llevó
hasta los escalones y luego abajo, al sillón . ¿Qué le has dicho a Jordan?
Sólo que Grant se había ido y que todo estaba bien. Se sentó, tomó un trago del
vaso y luego lo apoyó sobre la mesa de cobre detrás del sillón. Ahora se sentía tranquilo,
tan controlado como era posible en un lugar como ése y en la compañía en la que
estaba . No le he dicho nada más. Supongo que el resto es asunto mío.
¿Tú crees? Ari se sentó muy cerca de él y el estómago de Justin se encogió. Sintió
que le acechaba la náusea. Ari le apoyó una mano sobre la pierna y se recostó sobre él, y
Justin sólo podía pensar en los azi de los que había hablado Jordan, los que ella había
destruido sin razón, y los pobres azi ni siquiera habían sabido que estaban muriendo, sólo
habían recibido una orden para ir al médico . Siéntate cerca, querido. Así está bien. Es
agradable, ¿no te parece? Hazme caso, no deberías estar tan tenso, tan nervioso. Le
pasó un brazo por las costillas y le frotó la espalda . Así está mejor, relájate. Te sientes
bien, ¿verdad? Date la vuelta y déjame ayudarte con esos hombros.
Era como cuando lo había atrapado en el laboratorio. Justin trató de pensar en qué
responder si ella le decía algo terrible o escandalizador, pero fracasó por completo.
Levantó el vaso y tomó un par de tragos largos y no oyó lo que ella le preguntaba. Y la
mano de ella no detuvo el lento movimiento.
Estás demasiado tenso. Mira, es un trato muy sencillo. Y no tienes por qué estar
aquí. No tienes más que salir por la puerta.
Claro.
¿Por qué no vamos al dormitorio, caray?
Las manos de él casi temblaban. El frío del hielo del vaso le caló los dedos hasta el
hueso. Terminó la copa sin mirarla.
Podría matarla, pensó, sin enojo. Sólo para solucionar lo insoluble. Antes de que
Florian y Catlin pudieran detenerme, podría romperle el cuello. ¿Qué podrían hacer ellos?
Podrían pasarme un psicotest y descubrir lo que ella hacía. Eso terminaría con su
reputación.
Tal vez ésa es la única salida. Tal vez sea la forma de solucionar este callejón sin
salida.
Florian, Justin no tiene zumo de naranja. Tráele otro. Ven, querido, relájate. Es
evidente que no puedes hacerlo, tú lo sabes tan bien como yo. Quieres intentarlo, ¿no?
¿Es ése el problema?
Quiero la copa murmuró él. La situación le parecía irreal, como una pesadilla.
Dentro de un momento, ella empezaría a hablar tal como lo hacía en las entrevistas, y
esto formaba parte del asunto, un asunto sórdido, sucio, que él no sabía cómo afrontar.
Quería estar muy borracho, demasiado borracho, así tal vez vomitaría, sería incapaz de
cualquier cosa y ella tendría que dejarlo ir y darse por vencida.
¿Dijiste que nunca lo habías experimentado? preguntó Ari . Sólo las cintas. ¿Es
verdad?
El no le contestó. Sólo se volvió en el sillón para ver cuánto tardaría Florian en traerle la
copa para que hubiera algún motivo de distracción que le sacara del conflicto.
¿Te consideras normal? preguntó Ari. El continuó sin responder. Miró la espalda
de Florian mientras el azi preparaba el combinado. Sintió las manos de Ari en la espalda,
sintió cómo cedía el almohadón cuando ella se recostó en él.
[ Pobierz całość w formacie PDF ]